¿Por qué estamos librando una guerra contra los cigarrillos electrónicos cuando ayudan a los fumadores a dejar de fumar?

El Comité Conjunto de Salud publicó esta semana su informe sobre el examen previo a la legislación sobre el Proyecto de Ley de Salud Pública (Productos para inhalar tabaco y nicotina) de 2019. Se hicieron varias recomendaciones, entre ellas, la prohibición de todos los sabores añadidos a los cigarrillos electrónicos (excepto el sabor a tabaco).

La justificación dada fue que los sabores atraen a los jóvenes y que eliminar su disponibilidad sería menos atractivo para los adolescentes, lo que limitaría su uso.

El informe también indica que "el tabaco le cuesta al erario público irlandés 10.600 millones de euros cada año y que se producen 6.000 muertes al año como resultado del consumo de tabaco". Nadie puede discutir esas impactantes estadísticas y se debe hacer todo lo posible para reducir el daño causado por fumar a todos nuestros ciudadanos.

Además, uno de los objetivos de este proyecto de ley es "garantizar un futuro sin humo para los jóvenes que crecen hoy y ayudar a los fumadores que deseen dejar una adicción de por vida". El objetivo es que Irlanda sea libre de tabaco para 2037. Hemos estado progresando de manera constante en la reducción del número total de fumadores. En 2015, el 23% de la población fumaba. En 2022, esa cifra es inferior al 20%.

Progreso realizado.

Necesitamos hacer más, no hay duda, pero las estadísticas van en la dirección correcta. Esto se ha logrado en gran parte gracias a la mejora de las opciones de cesación del tabaquismo disponibles para los fumadores en la última década aproximadamente.

Una de estas intervenciones, que se está volviendo cada vez más popular, son los cigarrillos electrónicos. Es un dispositivo que entrega nicotina mediante un vapor sin la combustión del tabaco (los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco en absoluto). Es la quema del tabaco y su inhalación lo que causa casi todos los daños del tabaquismo.

En Irlanda, aproximadamente hay 200,000 personas que utilizan cigarrillos electrónicos. Casi todos ellos son fumadores o exfumadores que están tratando de dejar de fumar. La investigación internacional ha demostrado que menos del 1% de las personas que vapean no fumarían de otra manera. En otras palabras, el vapeo es una herramienta para dejar de fumar y es aproximadamente el doble de efectivo que cualquier otra herramienta para dejar de fumar (incluida la terapia de reemplazo de nicotina, TRN).

El Royal College of Physicians del Reino Unido y Salud Pública Inglaterra estiman que vapear es al menos un 95% más seguro que fumar. Un elemento clave para que los fumadores intenten dejar de fumar utilizando cigarrillos electrónicos es el uso de sabores.

A pesar de estas estadísticas convincentes, el comité conjunto ha desviado su atención de los fumadores y en cambio ha puesto en evidencia a los jóvenes usuarios de cigarrillos electrónicos. Se estima que menos del 20% de las personas menores de 18 años han usado cigarrillos electrónicos, pero la gran mayoría los usa de manera irregular o experimental. Solo el 4% usa cigarrillos electrónicos regularmente (es decir, a diario o casi a diario). Esto equivale a menos del 1% de la población general de personas menores de 18 años.

¿Es dañino vapear?

Incluso en aquellos que vapean regularmente, parece haber muy pocas evidencias de daño significativo. En mi propio trabajo, todavía no me encuentro con nadie en la práctica clínica que esté siendo tratado por una enfermedad relacionada con el vapeo. De hecho, ni siquiera he escuchado de un solo caso de daño relacionado con el vapeo. El uso regular de nicotina parece ser muy seguro en terapias de reemplazo de nicotina (TRN). La nicotina también parece ser muy segura en los cigarrillos electrónicos.

Esto plantea la pregunta entonces: ¿Por qué estamos librando una guerra en contra del producto mismo (cigarrillos electrónicos) que está ayudando a muchos fumadores a escapar de las garras de un hábito (fumar) que les está causando un daño incalculable y reducirá su esperanza de vida en 10-15 años, en un intento de reducir la adopción solo en un 1% de la población adolescente que probablemente no estén desarrollando daños significativos de todas formas?

Por supuesto, es importante reducir el inicio del uso de cigarrillos electrónicos en los jóvenes, pero un objetivo mucho más importante es reducir el número de jóvenes que comienzan a fumar. Los cigarrillos electrónicos no son una puerta de entrada al tabaquismo (como se ha afirmado con frecuencia). Son una vía para salir del tabaquismo y un camino hacia una vida más larga y saludable.

Es increíble pensar que en Irlanda en 2022 no hay restricciones de edad para el uso del cigarrillo electrónico. La Nueva Alianza de la Nicotina (NNA) de Irlanda y grupos comerciales han estado pidiendo una restricción de edad durante años, pero este paso regulatorio debería haber sido implementado mucho antes. Creo que prohibir los sabores (el componente del cigarrillo electrónico que atrae a los fumadores) en favor de un sabor exclusivamente de tabaco (el sabor del que los fumadores intentan alejarse) es una política de corto alcance y desacertada que probablemente aumentará el número de fumadores en este país y todos los daños asociados a ello.

También creo que esto va a poner en peligro la viabilidad de los 400 aproximadamente minoristas de vapeo de buena reputación que son expertos en brindar consejos a los fumadores que están intentando dejar de fumar. Una prohibición de sabores es prácticamente una prohibición de los cigarrillos electrónicos, ya que la cantidad de personas atraídas por los sabores a tabaco será mínima y es probable que la mayoría de los establecimientos minoristas de cigarrillos electrónicos cierren. La exclusión por parte del Comité Conjunto de las personas que realmente utilizan cigarrillos electrónicos en estas audiencias fue una visión a corto plazo, ya que son actores importantes en este debate.

Estoy instando al Gobierno a ignorar la recomendación de prohibir los sabores en los cigarrillos electrónicos. Una medida así sería desastrosa y resultaría en más daños y muertes relacionadas con el tabaquismo.

El Dr. Garrett McGovern es un médico de cabecera especializado en medicina de adicciones en la Clínica Médica Priority en Dundrum.

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