Esta tragedia ocurrió en North Yorkshire, Inglaterra. Después de una larga semana de trabajo, un hombre llamado "Paul" se dirigía a casa el viernes por la noche.
Un hombre británico de 39 años intentó usar su cigarrillo electrónico, pero este no funcionó. Volvió a intentarlo y el dispositivo explotó repentinamente en su cara. El aterrador incidente resultó en la pérdida de siete dientes y un largo y doloroso período de recuperación.
Crédito de la foto: Twitter @hambletontoday.
Como en una película de horror.
Intenté dar una calada a mi cigarrillo electrónico, pero no respondió, lo cual era extraño. Así que volví a intentarlo y explotó", dijo la víctima. Había sangre por todas partes y su boca estaba gravemente herida, hasta el punto de no poder determinar si había un agujero en su cerebro.
Añadió: "Debo haber dado a la gente la impresión de que salí de una película de terror". Golpeó la ventana de su oficina y llamó a un empleado para pedir ayuda. Cuando fue llevado al hospital, su lengua estaba tan hinchada que se estaba asfixiando.
Paul perdió tres dientes y otros cuatro resultaron gravemente dañados en la explosión, lo que hizo necesario reemplazarlos. En total, Paul necesita que se le implanten siete dientes.
Baterías chinas
Paul está cuestionando las baterías chinas en el producto de cigarrillos electrónicos que compró en Amazon después de que la batería explotara. Está considerando tomar medidas legales contra su fabricante, "EFEST". El hombre británico dijo: "Durante los últimos diez años, pensé que la información sobre las explosiones de cigarrillos electrónicos solo se podía escuchar ocasionalmente en línea y solo ocurría en Estados Unidos o eran noticias fabricadas o exageradas por individuos o grupos anti-cigarrillos electrónicos".
Esta no es la primera vez que una cigarrilla electrónica explota, con al menos dos incidentes anteriores, incluso con resultados mortales. En 2014, un hombre británico de 62 años murió en un incendio que pudo haber sido causado por la explosión de su cigarrillo electrónico. En 2019, un estadounidense de 29 años murió después de que su cigarrillo electrónico explotara y rompiera su arteria carótida.
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