
El 15 de septiembre, el medio de comunicación estadounidense stltoday informó que un hombre en Missouri, Estados Unidos, fue premiado con $2.3 millones en compensación por un jurado después de resultar herido en una explosión causada por una batería de cigarrillo electrónico adquirida.
Bryan Durham, un residente del Condado de St. Charles, Missouri, vivió un incidente impactante mientras usaba un cigarrillo electrónico. De repente, el cigarrillo electrónico en su boca explotó, lo que resultó en no solo dientes rotos, sino también una mandíbula fracturada y quemaduras en su mano.
Durante el juicio de cuatro días en Durham, el abogado Craig resaltó que el minorista de cigarrillos electrónicos Lightfire Holdings LLC había estado suministrando a los clientes una "mini bomba de pipa" equipada con poderosas baterías de litio sin protección, sin advertirles de los peligros potenciales.
De acuerdo con una demanda en Durham, las ventas de cigarrillos electrónicos han aumentado vertiginosamente, pasando de aproximadamente $20 millones en 2008 a $2.5 mil millones en 2012. Los expertos predicen que este negocio pronto superará a toda la industria tabacalera.
El principio de funcionamiento de un cigarrillo electrónico implica el uso de un elemento calefactor alimentado por batería para vaporizar el líquido electrónico, permitiendo a los fumadores inhalar aerosol y nicotina. Muchos cigarrillos electrónicos están equipados con baterías recargables de iones de litio, las cuales pueden experimentar un "descontrol térmico" cuando se sobrecalientan, lo que podría provocar explosiones, incendios o lesiones personales graves.
Debido a las medidas de seguridad insuficientes proporcionadas en el momento de la compra, el cigarrillo electrónico Tobeco Super Tank Mini comprado por Durham podría potencialmente resultar en que las baterías se lancen como balas.
El abogado de Durham, Craig, argumenta que los fabricantes no deberían esperar hasta que alguien resulte lastimado antes de realizar cambios.
El jurado del condado de St. Charles ha alcanzado un veredicto en el caso de compensación contra Craig, otorgando $352,000 en daños reales y $2 millones en daños punitivos. Según Craig, esta decisión se considera un mensaje a la industria de los cigarrillos electrónicos de que el daño al consumidor no puede ser ignorado como un simple gasto empresarial.
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