La solución más obvia y simple para los fumadores que desean proteger su salud es dejar de fumar inmediatamente. Sin embargo, como hemos visto, muchos fumadores luchan con su hábito y terminan continuando fumando. En este caso, el enfoque realista debería ser determinar cómo reducir sus riesgos para la salud en lugar de simplemente abandonar a estos fumadores que de otra manera continuarían fumando. La respuesta se encuentra en tecnologías sin humo científicamente comprobadas, que han demostrado ser herramientas efectivas para reducir los efectos dañinos del consumo de cigarrillos, aunque su funcionamiento es lento.
Los productos sin humo funcionan eliminando la combustión. Cuando se encienden los cigarrillos, el tabaco se quema, produciendo humo tóxico. Por otro lado, las alternativas sin humo evitan la quema del tabaco, eliminando así la liberación de humo y sustancias químicas tóxicas asociadas. La categoría de productos sin humo es diversa y constantemente está produciendo tecnologías más innovadoras para ayudar a los fumadores. Algunos productos en esta categoría incluyen los cigarrillos electrónicos, que no contienen tabaco pero tienen líquidos aromatizados que se calientan, y los productos de tabaco calentado (HTP), que son otra excelente tecnología basada en el principio de calentar sin combustión. Estos productos calientan el tabaco en lugar de quemarlo, brindando a los fumadores una experiencia similar pero con un riesgo mucho menor. Otros productos como el rapé o los paquetes de nicotina para uso oral también evitan que los fumadores inhalen el humo tóxico del cigarrillo. Si bien estos productos pueden no ser libres de riesgos, la evidencia científica ha demostrado que pueden minimizar el daño causado por el consumo de tabaco y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el tabaco causadas por fumar.
A medida que se utilizan cada vez más productos innovadores para reducir el daño causado por el consumo de tabaco, un número creciente de científicos, expertos en salud pública y gobiernos están reconociendo el papel que pueden desempeñar las alternativas libres de humo para abordar el problema de salud pública mundial del tabaquismo. La efectividad de estos productos se puede ver en Japón, donde las ventas de cigarrillos se han reducido cinco veces desde la introducción de los productos de tabaco calentados. El Reino Unido, Nueva Zelanda y algunos otros países también han incorporado productos libres de humo como parte de sus estrategias de salud pública para mitigar el daño causado por el tabaco y regularlos en consecuencia.
Estos países comprenden los beneficios relativos para la salud de las alternativas libres de humo, respetan las preferencias de los fumadores y dan prioridad a mejores resultados de salud pública. Están beneficiándose de la flexibilidad y apertura demostrada por soluciones innovadoras respaldadas por la ciencia, las cuales están diseñadas para reducir el daño a los fumadores. Si más países adoptaran políticas similares, podría reducir significativamente el daño causado por el tabaquismo a los fumadores en todo el mundo.
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